En Duplicity, Claire Stenwick (Julia Roberts) , y Ray Koval (Owen Wilson) son dos agentes de la CIA, ella, y del MI6, él, convertidos a espías industriales, hace años fueron amantes y hoy se vuelven a encontrar para trabajar mano a mano. Son contratados por dos empresarios sin escrúpulos, Howard Tully (Tom Wilkinson, “Rocknrolla”) y el desaprensivo consejero delegado Dick Garsik (Paul Giamatti, “Cinderella man”), genial como siempre), que se tienen declarada la guerra, y su cometido es espiar a la competencia para hacerse primero con una fórmula que revolucionará la industria cosmética y que les hará ganar mucho dinero.
Mediante varios saltos en el tiempo, se va conociendo con más profundidad la relación que les une y vemos que a pesar de sus sentimientos, no confían el uno en el otro y se ponen pruebas constantemente, lo que hace dudar del plan que se traen entre manos. Pequeños toques de humor hacen más amena una historia que resultaría mediocre y algo liosa por sus continuos saltos en el tiempo, si no fuera por su final sorprendente e inesperado.