Valor de ley (True Grit) presenta la historia de Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una niña que decide vengar el asesinato de su padre y que para hacerlo se embarca en la búsqueda del responsable, Chaney (Josh Brolin), un cobarde fugitivo. Para hacerlo, la niña convence a Rooster Cogburn (Jeff Bridges), un veterano agente de la ley para que le ayude en su empresa. El film, en definitiva, hace del desarrollo su centro de atención, quedando fuera de escena tanto el acto criminal como quitándole peso a la venganza expiatoria.
Entonces, ¿Cual es el pilar del último film de los Coen? Podríamos decir que su singularidad y su sugerencia- descansa en la interpretación del género tradicional de los western, vale decir: parodiándolo. Como se sabe, Valor de ley es la interpretación de la novela de Charles Portis. Pero, como también se sabe, la novela ya había sido adaptada al cine por Henry Hathaway con John Wayne a la cabeza. Así, para quienes visionamos aquella primera versión cinematográfica de la novela de Portis, el film de los Coen se nos aparece bajo el irónico rostro de la comedia y la burla.
Bridges representa a un hombre en decadencia, cansado, sumido por su adicción a las bebidas alcoholicas; en definitiva: a un anti-héroe cuyas dotes (desde el uso de su revolver hasta los valores de la heroicidad puestos en práctica frente a su vínculo afectivo con la niña) no ha perdido del todo y que termina por relativizar que negaba su calidad heroica.
Decíamos que esta película trata problemas morales de alto calibre: venganza, legalidad, justicia. Habilita reflexiones sobre la propia identidad de los norteamericanos, emplazando la filmación en las miles de hectáreas que hacen al lejano oeste, al mundo indígena, esa “tierra de nadie”. La búsqueda que emprenderán los personajes se desarrolla por esas praderas desérticas en las que los límites de lo conocido desaparecen y las voces comienzan a acosar: el susurro de los indígenas asesinados, criminalizados, excluídos de la identidad norteamericana. Pero también la disolución de los límites entre la justicia y la legalidad. La fórmula mil veces usada por la pequeña Mattie, la cual le granjea casi todo lo que se propone, “cuento con un muy buen abogado”, demuestra precisamente el momento en el cual la Ley comenzaba a trazar sus garras de manera totalitaria dejando atrás el pasado en el que los hombres arreglaban sus conflictos a su manera.
Valor de ley es un film recomendable, sin dudas, aunque mediocre. Supera altamente a la última realización de los Coen. No obstante, al ponerla en el contexto de toda una obra, queda oscurecida por una sombra difícil de borrar.