“La verdad duele: ¡Qué dilema!” es la última comedia que los amantes del cine tendrán el gusto de visionar en las pantallas españolas en los próximos días, de la mano de Vince Vaughn y Kevin James. Evidentemente esta película tendrá un gran éxito en cuanto a cantidad de personas que acudan a las pantallas para disfrutarla, dado que la dupla de actores que la protagonizan es bastante garantía. En efecto, parecería que la apuesta de toda la película descansa en estas dos estrellas que en los últimos años han sabido ganarse el aprecio del público.
Pero bien, ¿de qué trata “¡Qué dilema!”?, ¿cuál es su núcleo argumental?, ¿sobre qué dilema se estructura la trama? En pocas palabras y sin intención de simplificar las cosas, la película retrata una amistad de años como la que mantienen los dos personajes principales, la cual se ve puesta en conflicto por la infidelidad que descubre uno de ellos en la pareja del otro. En efecto, el solterón Ronny (Vaughn) se encuentra en una búsqueda eterna por “la” mujer que efectivamente le quite el sueño. Hace tiempo que sale con una joven hermosa pero su herencia de aventuras le hace casi imposible comprometerse realmente. Por el contrario, su amigo Nick (James) es todo lo contrario: felizmente casado, representa el prototipo del adulto masculino.
Ahora bien, toda esta dualidad se viene al demonio cuando Ronny descubre que la esposa de Nick (Winnona Ridder) le es infiel con un joven. A partir de allí la cuestión es esta: ¿vale la pena contarle la verdad a su mejor amigo, al precio de quebrar ese pacto amoroso que tanto le otorgó la identidad y seguridad personal a Nick? ¿qué haría un buen amigo? ¿esconder la verdad y garantizar felicidad o ir con la cruda realidad y descomponer un matrimonio?
A decir verdad la pelicula no es tan cómica como un esperaba. Y los actores no hacen sino repetir cliches gestuales y trucos que ya hemos visionado en otras películas en las que también han actuado. El dilema y el conflicto neurálgico del film es lo más interesante, pero el modo en que se lo aborda y la representación actoral de los individuos deja mucho que desear.
