Existen dos maneras de encarar la experiencia de consumo de una película en el cine. Por un lado tenemos la posibilidad de consumir un film como si de un alimento se tratase. En ese caso nuestro apetito exige o demanda ser satisfecho, y el objeto de deseo en este caso llena todas esas necesidades sin restos, definitivamente. Sin embargo, al rato de haber satisfecho nuestra apetencia, reaparece la necesidad y nuevamente recurrimos al cine para poder satisfacernos. Es evidente que esta tarea se vuelve infinita, en la medida en que a cada satisfacción parcial le sigue una nueva necesidad.
Por otro lado existe una manera de experimentar el cine que parece ser alternativa a la primera. En este caso no se intenta satisfacer la demanda del espectador con un objeto cuasi culinario, sino que el objeto -en este caso: el film- se presenta con una clara vocación deceptiva, impidiendonos sentirnos satisfechos como cuando terminamos de alimentarnos.
Este tipo de películas trabajan con el rodeo, con la idea de aplazamiento de la satisfacción de deseo, puesto que saben que toda satisfacción es provisoria, y cualquier imagen de realización feliz será falsa. Parece ser esto lo que vienen trabajando en la Fox con el caso del film “The Wolverine”. Como se sabe, hace tiempo que se viene aplazando la realización del mismo.
Miles de obstáculos se han presentado en el rodaje de esta película, y parecería que el posponer su terminación es más parte de una decisión interna de la Fox que un problema externo que les impide hacer lo que efectivamente quieren. En efecto, la noticia de que en octubre de este año retomarían el rodaje se ha desmentido y el mismo será reanudado recién el año que viene.
Veremos que ocurre con esta nueva versión fílmica de este gran personaje de X-Men, la saga de comics de Marvel.
