Cuando en Hollywood nace una estrella uno puede intentar explicar las razones de su esplendor repentino y su éxito indiscutible de un día para el otro. Generalmente ocurre que la industria realiza castings en donde selecciona los rostros que les resultan más adecuados para las necesidades de percepción del público. De allí que los galanes sean la norma y las mujeres hermosas la regla de hierro del funcionamiento imaginal del cine norteamericano.
Ahora bien, no hay que ser reduccionistas en los análisis y si bien es cierto que una cara bonita puede abrir muchas puertas, también lo es que con eso no es suficiente para sobrevivir en el mercado. Y junto a un rostro privilegiado por la naturaleza habrá que combinar también dotes actorales e interpretativas singulares. Así como también un criterio de gusto para la selección de los trabajos a realizar.
Esta es la feliz combinatoria que ha dado sitio al nuevo fenómeno de la juventud actoral hollywoodense. Nos referimos al joven Anton Yelchin. Este joven buenmozo ha logrado lo que para muchos es un imposible: una cara bonita con aspiraciones actorales y la construcción de una trayectoria laboral muy cuidada que mezcla megaproducciones comerciales con ideas de cine independiente.
El joven ha nacido en Rusia, pero a pesar de sus orígenes ha sido bien recibido por la crítica norteamericana. Desde el año 2000 ha paseado por series como ER, Taken, The Practice, Curb Your Enthusiasm o Criminal Minds. Entre el 2004 y el 2006 participó en la serie Huff junto a actores como Hank Azaria y Oliver Platt. Veremos en qué deriva esta interesante carrera…