“The Tree of Life” es la última película realizada y estrenada por el director Terrence Malick. El film no parece llamar la atención tanto por las dotes artísticas de este gran realizador de Texas, sino más bien por el staff de actores que protagonizan el mismo: Brad Pitt y Sean Penn. En efecto, al elegir a estos actores taquilleros, Malick se ha asegurado una gran cantidad de personas que llenen los espacios de las salas de cine.
Ahora bien, en cuanto al contenido, ¿qué podemos decir? Básicamente el film se propone retratar la vida en su completitud, desde los inicios de la misma en el útermo materno hasta la producción del todo en una visión cuasi-divina.
El film, así, busca plantear una serie de interrogantes filosóficos y existenciales que a muchos les podrán parecer forzados, o demasiado graves, aunque a nuestro criterio siempre vienen bien este tipo de formulaciones sesudas para que los espectadores puedan pensar un poco y no entretenerse como si fueran animales que les dan de comer en la boca.
Ahora bien, ocurre algo problemático en este tipo de films, tan pretenciosos: nos referimos a la distancia entre pretensión y realización. Las infinitas exigencias que se propone el realizador, la intención de narrarlo todo, lleva a que la posibilidad de realizar esas exigencias se vuelva cada vez más difícil.
Y esto parece ser lo que ha ocurrido en “The Tree of Life”, aunque no dejamos de recomendarla al público masivo.
