Muchas veces se discutió las potencialidades y limitaciones de la operación cinematográfica de “adaptación” de textos literarios previos. Desde el campo de las letras muchos conservadores se indignaron puesto que sentían que la “cultura letrada” era suprimida por una colonización de la cultura de la imagen. Desde el campo del cine, muchos se quejaron puesto que sentían que basarse en un texto ajeno restringía el margen de libertad del director del film.
Lo cierto es que la traducción de un texto literario a imágenes en movimiento siempre fue un tema conflictivo y polémico, pero nada indica que no haya dejado grandes obras de la historia del cine: recuerden la adaptación de “El Proceso” de Kafka al cine, como también “Cumbres Borrascosas”, etc.
Ahora bien, el problema, a nuestro juicio, emerge no tanto de la mera adaptación per se, sino de la adaptación al cine de textos que han sido ya en el mercado editorial consagrados como “best-sellers”. Puesto que cuando se elige un libro que ha sido un éxito comercial, se demuestra que lo que se busca hacer en el film no es tanto una obra nueva, creativa, innovadora, estéticamente bella. Por el contrario, lo que se intenta es repetir y duplicar aquel éxito comercial, ahora en el campo del cine.
Y si no me creen, piensen en el proyecto “The Lost Symbol”, novela escrita por Dan Brown, y que también tendrá –luego de haber adaptado ya 2 novelas del autor- su versión fílmica.