En el mundo de Hollywood se da una situación muy curiosa, que si bien no puede ser formulada en términos de ley de hierro, sí puede enunciarse como una recurrencia que bien llama la atención de los críticos y amantes del cine. Nos referimos al fenómeno de que un actor que quizás es bastante mediocre para interpretar papeles en los films, cuando se coloca detrás de cámara como director pareciera ofrecer una lectura mucho más interesante del guión.
Es que en este caso, el director trabaja con el lenguaje de las imágenes y ya no del cuerpo o de la voz, y es así que un mal actor puede, no obstante, ser un buen director de cine. Pensemos en el caso paradigmático de Clint Eastwood. Pero también hay nuevos actores que caen en la misma categoría. Pensamos ahora en Ben Affleck.
Pues Ben ha tenido buenas críticas por los films que ha realizado hasta el momento: “Gone Baby Gone” y la más reciente “The Town”. Y ahora se le ha propuesto filmar y guionar la adaptación al cine de “The Stand”, la novela de Stephen King que ha tenido un éxito editorial rotundo en los mercados de todo el mundo.