Parecería ser que Lars Von Trier se ríe de todos, de absolutamente todo. Es que el realizador danés logró lo que muchos no han jamás podido llegar a alcanzar: ser excelentes artistas y, al mismo tiempo, ser unos polemistas rabiosos que no cesan de presionar a la prensa bienpensante con imágenes y afirmaciones que quiebran el sentido común.
Siempre se dice que un artista debe ir en contra de la corriente, pero se afirma semejante cosa en relación no tanto a la figura biográfica, sino más bien a la obra que ese artista puede legar al mundo. Ahora bien, lo paradójico del caso de Lars Von Trier es que el realizador puede ir en contra de la corriente en cualquier área que pensemos: tanto en su obra como en sus declaraciones explícitas, tanto en sus comportamientos como en sus decisiones estéticas.
Esto lo podemos observar del modo más craso en la recepción que tuvo, para la crítica internacional y para la crítica europea en particular, su última película: “Melancholia”. Como se podrá recordar, la presentación de este film en Cannes estuvo marcada por una serie de declaraciones filo-nazis por parte de Von Trier que hicieron que su figura sea considerada como non grata en las columnas francesas.
Sin embargo, como puede verse en la entrega de los premios Fenix, su obra fue tan galardonada que es como si nada hubiera pasado. Y es por todo ello que Von Trier se ríe, y no puede parar de hacerlo.