Roman Polanski es uno de los pocos cineastas que hasta el momento siguen produciendo films de extrema calidad y que cuentan con una gran difusión en el mercado internacional. Sabemos que existen en la actualidad grandes cineastas. Pero lamentablemente la norma es que ellos, por ser tan excelentes artistas, cuentan con la espalda del mercado, y muchas veces buscan incluso darles ellos la espalda al mercado. El mercado, dicen ellos jóvenes grandes artistas, corrompe.
Pues bien Polanski no tiene miedo de corromperse, quizás porque ya lo ha hecho en la vida real, y todos conocemos las razones de ello. Pero precisamente por ello se anima a realizar un film en donde la unidad de acción, tiempo y espacio se realiza como si se tratase de una tragedia griega, o el producto de una poética horaciana.
En “Carnage”, así se llama su última producción, contamos con un reparto de 10 que logra realizar una serie de movimientos expresivos sumamente inigualables. La idea del film es desenmascarar a la hipocresía que está configurando la sociabilidad de la sociedad norteamericana pero también de la gran parte de las formas de vida occidentales.
Luego de que dos parejas se juntan para discutir sobre los conflictos que sus hijos podrían haber tenido en la escuela, los padres demuestran ser menos adultos y maduros que sus hijos y terminan demostrando un grado de hipocresía típico de las sociedades cristianas de la actualidad.