Cuando las agrupaciones feministas hablan de una “dominación masculina”, en la cultura occidental, muchos hombres suelen entrar en cierta confusión: ¿a qué se refieren con semejante término? ¿acaso no vivimos en muchas experiencias de sometimiento por parte de mujeres? Evidentemente. Sin embargo, podríamos decir que las máximas generales y abstractas se confirman y demuestran su validez allí donde se evidencian en casos nimios y en apariencia insignificantes.
Pensemos, por ejemplo, el caso que vamos a retratar hoy. Se trata del vínculo totalmente de sumisión y obediencia que adoptan las mujeres actrices ante la presencia y el presente de Lars Von Trier. Como director de cine, Von Trier ha sabido conseguirse sus méritos, sus reconocimientos, su honor. Muchas películas ha filmado, y cada una ha sido mejor que la otra; jamás claudicando ante las exigencias del mercado. Su tradición es la de los sin tradición.
Lo curioso es cómo una mujer inteligente, con una carrera prácticamente hecha, a saber: Charlotte Gainsbourg, se desvive por aparecer en un rol protagónico en la próxima película que filmara el polémico realizador. El título del film será “Ninfómana”, y buscará explorar la sexualidad femenina. La idea sería recorrer este tema desde la tierna infancia de una mujer hasta sus 50 años, tiempo en el que su líbido se seca como una raíz de un árbol vieja.
Pues bien, conocemos también que Lars pretende hacer dos versiones de este film. La primera, soft, y la segunda, hardcore. Ahora bien, si tanto desean las mujeres actuar en sus films, ¿se animará Gainsbourg a realizar una escena de sexo explícito en cámara?
